07 mayo, 2011

DESTELLOS DE VIDA




Revivo la ternura de mi madre
en su vida, su fatiga, sus verdades.
Ella! quien me escudó resuelta.
Aquella de devociones llena.
Sencilla, piadosa… ¡auténtica matrona!

Jadeante, muy resuelta censurabas.
Ella… la de mirada enérgica.
Esta mi valiente madre.
Mi heroica y luminaria estrella.
¡Oh… diligente y dulce centella!

Del camino trashumante madre,
dulce fortín de mi ternura
hoy me atraes en tus huellas.
Así como te conquistó el divino,
siempre renaces y unida… te doblegas.

Los años… ¡cómo vencen tu recuerdo!
En décadas… generaciones sumas.
¡Cómo el tiempo divide tus afectos!
La posteridad suma… mas no en valores
de esos que hicieron gala mis abuelos.

Unidas en traílla la mulada parte
con ellas a lejanas tierras va mi padre.
El mejor arriero, fuerte y valeroso.
Su vida una odisea, su amor una canción
ese quien ante Dios te conquistó.

Agrestes paisajes testigos del amor
la vida a tu amado arrancan,
y con ella parte tu ilusión.
En ramillete tu estirpe aceptas;
es tu lema ante Dios.

Fuerte… cual cascada del camino.
Radiante como el sol en la vereda.
Cautivante en tu vejez fuiste madre
evocar tu memoria quiero, y…
con deleite rendirte devoción.

Recordando a mi madre y las que no están con nocotros.

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ASÍ ERES MI CAROLINA por Elvia Sepúlveda J. se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivar 4.0 Internacional.